En la actualidad, muchos de los coches que se comercializan llevan montado un motor turboalimentado para aumentar su potencia. Pero la presencia de un turbo, no solo aumenta el rendimiento del motor, sino que también aumenta la complejidad de este y el coste de las reparaciones. Esto hace que, al llegar el invierno, nos preguntemos cómo afecta el frío a los motores turbo.
Las bajas temperaturas suelen conllevar ciertas complicaciones en las mecánicas de nuestros coches, por lo que los conductores de vehículos con turbo, temerosos de tener que pasar por el taller, con el consecuente gasto económico, temen que sus coches turboalimentados puedan sufrir alguna avería en estos meses del año. Pero ¿realmente los motores turbo tienen problemas en invierno?
❄️ ¿Qué tal funciona un motor turbo en invierno?: Índice ❄️
¿Cómo le afecta el invierno a un motor turbo?
Pues lo cierto es que el invierno no suele suponer un problema especial para los motores turbo, más allá de lo que podría suponer a un motor atmosférico convencional. Y es que las averías de los motores turboalimentados suelen venir, no por el frío invernal, sino por desconocimiento del usuario, que no sabe qué tipo de cuidados requieren las delicadas mecánicas con turbo.
Solo hay que cumplir una serie de «normas», y conseguiremos que nuestro motor turbo prolongue su vida de manera notable. De lo contrario, es muy probable que el turbo muera antes de llegar a cumplir los 100.000 km con el coche, y que ello conlleve una reparación bastante costosa para nuestro bolsillo…
¿Cómo cuidar un motor turbo en invierno?
A continuación, compartiremos contigo esas «normas» esenciales que todo conductor de un vehículo turboalimentado debería cumplir para evitar tener problemas mecánicos en el turbo. Pero hay que tener en cuenta que estos consejos para cuidar el turbo en invierno, no solo deben cumplirse en los meses de frío, sino que son aplicables los 365 días del año, ya que se trata de unas costumbres que debemos adoptar cada vez que nos pongamos al volante, para que el turbo no sufra. ¡Vamos a ver cuáles son!
Deja el motor 1 minuto al ralentí al arrancar
Emprender la marcha sin esperar ese minuto, provocará que el turbo no se lubrique correctamente, lo que puede ocasionar daños por rozamiento en el eje de la turbina y eso, a su vez, puede derivar en una rotura del turbo.
Al arrancar el coche, es necesario que dejemos un mínimo de tiempo (con 1 minuto bastará) para que el turbo se lubrique bien y coja temperatura. Esto es especialmente importante si el coche está frío. Con este simple gesto, podemos contribuir notablmente a un significativo aumento de la vida útil de nuestro motor turboalimentado.
Nunca pisar el acelerador al arrancar
Muchos usuarios (especialmente, los que vienen de coches atmosféricos más antiguos) tienen la costumbre de pisar ligeramente el acelerador al arrancar para revolucionar el motor y evitar que se cale. Sin embargo esta práctica no solo no es necesaria en los coches actuales, sino que es muy contraproducente.
Cualquier motor de inyección sufre notablemente cuando lo sometemos a ese esfuerzo innecesario al arrancar, ya que las piezas no están todavía correctamente lubricadas. El turbo es de esos componentes que más notarán el sobreesfuerzo (aunque otras piezas del motor también sufren), y se puede llegar a estropear. Así que ha yqe recordar que, para arrancar, debemos pisar el embrague (para facilitar el trabajo al motor de arranque), pero nunca el acelerador.
No dar acelerones al motor en frío
Los motores están diseñados para ofrecer su mejor rendimiento cuando alcanzan sus temperaturas óptimas de funcionamiento. Exigirles demasiado antes de alcanzar dichas temperaturas puede suponer un problema, y ocasionará daños en determinadas piezas.
El turbo es una de esas piezas que pueden resultar dañadas si aceleramos en excesos cuando el motor aún está frío. Lo ideal es esperar siempre unos minutos a que tanto el agua como el aceite hayan alcanzado la temperatura adecuada. Hasta ese momento, conviene no superar las 2.000 rpm y no pisar demasiado bruscamente el acelerador.
Utilizar filtros y aceites de la mejor calidad
Este consejo no es solo aplicable a los motores turbo, sino a cualquier tipo de motor. Y es que una correcta lubricación es fundamental para evitar daños por rozamiento en las piezas y los componentes móviles del motor.
Evidentemente, si el aceite es tan importante para la vida de nuestro motor, es conveniente que invirtamos en aceites y filtros de calidad, que siempre ofrecerán resultados mejores. Además, hay que acordarse de revisar el nivel de aceite regularmente: no nos servirá de nada utilizar el mejor lubricante del mundo si nos quedamos sin aceite en el motor y no lo reponemos…
Llevar siempre el mantenimiento a rajatabla
Cuando compramos un coche, siempre recibimos el consejo (ya sea del fabricante o del manual de instrucciones) de llevar a cabo tareas de revisión y mantenimiento cada X kilómetros. Pues bien, no seamos desconfiados: no se trata de una forma de sacarnos dinero cada cierto tiempo… Es muy necesario que cumplamos con dichas recomendaciones para asegurarnos que todos los componentes del motor (y en especial, el estado del lubricante) están en perfectas condiciones.
Los más entendidos del mundo del motor van incluso un paso más allá, y te dirán que acortes tú esos plazos de revisión. Por ejemplo, si el fabricante te dice que el motor debe revisarse cada 20.000 km, es aconsejable que lo hagas cada 15.000 km para asegurarte y no tener que llegar a esos «limites» que puede empezar a entrañar riesgos para la mecánica del vehículo.
No pasarse de vueltas ni abusar de las recuperaciones a bajas vueltas
Una vez más, nos encontramos con un consejo que es aplicable a todos los tipos de motores, aunque es cierto que en los turboalimentados es especialmente necesario. Y es que llevar a cabo recuperaciones a bajas revoluciones o pasarse de vueltas constantemente son acciones que someten al turbo a una carga de trabajo excesiva, que terminará por deteriorarlo.
Debemos acostumbrarnos a no exigir al coche cuando este no se encuentre en su régimen de vueltas adecuado, para evitar que piezas como los cilindros, la cámara de combustión y, por supuesto, el turbo, sufran en exceso y acaben por convertirse en una visita obligatoria al taller.
Antes de apagar el motor, dejar reposar el turbo
Por último, otro consejo muy importante para evitar daños en el turbo: dejarlo reposar antes de quitar el contacto del coche. Esto es especialmente relevante después de una conducción deportiva o a velocidades sostenidas (por ejemplo, un trayecto por la autopista), pero también después de desplazamientos cortos. Esperar entre 1 y 2 minutos antes de retirar el contacto será suficiente.
El problema es que apagar el coche sin esa pequeña espera hará que quede aceite en el interior del turbo a una temperatura muy elevada y que, al haberse detenido el ciclo de lubricación, dicho aceite caliente puede acabar por carbonizarse, provocando serios daños a los componentes.
Si cumplimos con todas estas recomendaciones, tendremos motor turbo por muchos años, y siempre con buen rendimiento y una gran fiabilidad. No importa que sea invierno o verano: ¡cuida siempre tu motor para prolongar la vida útil del mismo, y evitar visitas innecesarias al taller, y grandes desembolsos económicos para reparaciones!